Dedicate esta
noche. Es tuya.
Aunque aquí en Buenos Aires los más de 41 de sensación térmica te hayan aplastado contra la vereda si anduviste haciendo compras durante el día.
Dedicate esta
noche y autografiátela. Que sea tuya más que nunca, ya sea que la vivas en un
restaurante colmado de personas o al lado de una radio . No importa donde estés
si estás con vos misma o con vos mismo.
Dedicate esta
noche y será tuya si no te escondés en la estridencia, en el ruido, en el parloteo
de la gente o el locutor de la tele.
A lo mejor te toca estar con gente que no ves en todo el
año, o tengas la suerte de estar rodeado totalmente de personas que querés y
que te quiere.
Dedicate esta
noche y no trates de disimular el dolor que puede aparecerte por aquellos que
ya no están en la mesa. Traé un buen recuerdo de aquella persona y
disfruta aquel momento compartido.
No se si tu mesa
desbordará de alimentos de otro hemisferio o estará bastante raleada. En el primer caso tratá de
no abusar ( por tu salud te lo digo) y en el segundo saboreá ese
poco, sobre todo si enfrente hay alguien con quien compartirlo.
Dedicátela igual
aunque llegués a la noche destrozada o destrozado por haber
corrido por negocios, comprando regalos o abalanzándote sobre las góndolas que
repiten en serie los mismos productos, tomate cinco minutos antes de las doce y
animate con una sonrisa. En la mesa hay mucha gente que saboreará tu esfuerzo.
Y si hay chicos,
lo más lindo de las fiestas, sentite privilegiada o privilegiado. Estás en la
primera fila del disfrute.
Dedicate esta
noche. Es completamente tuya . Pero no pierdas de vista lo que estamos recordando. Hace
más o menos dos mil doce años años hubo una pareja que necesitaba un lugar para tener su
hijo y todos estaban tan ocupados o temerosos que tuvieron que tenerlo en un
lugar para animales. Que no te engañe el bonito pesebre que quizás armaste para
la fecha. Ese tal Jesús nació en un lugar donde había mucho olor a bosta. Esto
es histórico, ya si ese niño era Dios o no corre por cuenta de tu fe.
No significa que
tenés que buscar un pobre y llevarlo a tu mesa. Solo te servirá para recobrar el sentido de la Navidad, creas
o no en ella. Y es algo que casi se ha olvidado, celebrar la llegada de una vida supera
cualquier contrariedad . No importa tanto si creés o no si en aquel entonces había nacido un Salvador, pero sí está certificado históricamente que un padre y una madre
tuvieron la inmensa alegría de recibir a un hijo sin importarle el entorno. Al
contrario, estaban bien acompañados por los animales del establo. Y en ese
momento los hombres estuvieron ausentes.
Dedicate esta noche que será buena si aún rodeado de personas sentís en un momento un toque de
soledad. Es saludable. Te recuerda que siempre estarás solo o sola y que tu
decisión es compartir con otros o no.
Esta noche no
estaré en las trincheras. La pasaré con mi familia. Y me dejaré conducir por
los caminos que mis tres hijos elijan recorrer con sus humoradas y sus juegos.
Dedicate esta
noche. Es tuya. No es obligatorio festejar la Noche Buena pero sí es necesario
que dondequiera que estés lo hayas
decidido vos. Y estando con vos misma o con vos mismo te prestes a un nuevo
nacimiento. A continuar o a empezar a vivir una Buena Vida.