El trombocuentista es algo así como un juglar, pero en lugar de llevar una guitarra o un laud lleva un trombón. Y como su boca está ocupada en la boquilla no puede cantar. Como no pudo conseguir un cantor lleva siempre consigo un cuentacuentos. Y así la música se convierte en palabra y la palabra es devuelta en forma de música. Y el cuadro se completa con gente que se sienta, disfruta de unos manjares y se deja atrapar por los decires y los sones.
Vení a conocerlo el primero de octubre a las seis de la tarde en La Colonia , Julián Alvarez 1674
Tradicional local gastronómico de “Palermo Viejo”
Música, cuentos y poemas (espectáculo para adultos)
Pablo Tapia y Juan Pedro Mc Loughlin.
Consumición en el local
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