martes, 10 de octubre de 2017

Arma letal

Yo no usaba mi arma desde mucho tiempo atrás. Pero la necesitaba.  La saqué de un cajón del escritorio. Temía que se hubiese herrumbrado. Con la misma gamuza que la cubría le quité el polvo acumulado. Eran tiempos violentos. Y yo tenía un arma que disparaba a repetición. Ya no quedaban muchas de esas en un mundo donde llevar una cuarenta y cinco en la cintura era cosa de todos los días. Después de revisarla cuidadosamente sentí un gran alivio al ver  que todo estaba en perfectas condiciones. Me felicité por haber sido tan cuidadoso al guardarla. Coloqué mi arma sobre la mesa. Estiré los dedos entrelazando las dos manos y los hice sonar. Coloqué una hoja de papel en el rodillo y empecé mi novela disparando setenta palabras por minuto.  Record letal.

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